Abarca 3 fases:
- La Producción de bienes y servicios.
- La Distribución o Comercialización, que acerca esos productos al posible comprador.
- El Consumo, es decir, la compra de esos bienes y servicios.
En las economías tradicionales o de autosubsistencia, la producción y el consumo tenían lugar en el interior de las familias: cada familia producía todo aquello que necesitaba (alimentación, vestido y vivienda...) y se bastaba a sí misma para cubrir sus necesidades básicas.
Con el tiempo, las tareas se diversificaron y las personas dividieron el trabajo entre ellas: unas se dedicaron a la agricultura, otras a la artesanía, etc.
Esta especialización en profesiones hizo que algunas personas tuvieran más de lo que necesitaban de aquello que producían, pero carecieran de otros productos. Así, se hizo necesario el comercio, es decir, el intercambio de los sobrantes o excedentes respectivos.
Las primeras formas de comercio se basaron en el trueque o cambio de unos productos por otros. Al intensificarse las relaciones comerciales surgió la necesidad de crear un medio que sirviera como unidad para expresar el valor de las mercancías y facilitar los intercambios; ese medio fue el dinero.
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